La izquierda española contra el Nobel de Machado

En un anuncio que ha sacudido el panorama internacional, el Comité Noruego del Nobel ha otorgado hoy el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la líder opositora venezolana reconocida por su incansable lucha por la democracia en un país asfixiado por dos décadas de autoritarismo chavista. Machado, inhabilitada arbitrariamente por el régimen de Nicolás Maduro y símbolo de la resistencia pacífica contra la represión, ha sido galardonada “por sus esfuerzos para avanzar la democracia en Venezuela”, en un momento en que el mundo observa con preocupación el retroceso democrático global.
Sin embargo, lejos de celebrar este triunfo de los valores democráticos, una parte de la izquierda española ha desatado una oleada de ataques viscerales contra la galardonada. Políticos y figuras afines a Podemos y Sumar, que se autoproclaman defensores de la democracia y los derechos humanos, han calificado a Machado de “golpista”, “fascista” y hasta comparable con criminales de guerra. Esta reacción no es casual: revela una hipocresía profunda, ya que estos mismos actores son acérrimos defensores del régimen tiránico de Maduro, al que blanquean sistemáticamente pese a las evidencias de fraude electoral y violaciones masivas de derechos humanos.
Los tuits que delatan la intolerancia
El exvicepresidente Pablo Iglesias no ha tardado en descargar su bilis contra Machado en su cuenta de X. En un tuit publicado esta mañana, Iglesias equipara el Nobel de Machado con premios hipotéticos a Donald Trump o Adolf Hitler. Este exabrupto, que acumula miles de interacciones, no es un lapsus aislado. Iglesias ha dedicado hilos enteros a desacreditar a Machado, presentándola como una “sifrina” privilegiada y artífice de estrategias “insurreccionales cívico-paramilitares” contra el chavismo. Olvida, convenientemente, que Machado ha liderado protestas pacíficas masivas y ha sido perseguida por su defensa de elecciones libres, no por golpes de Estado.
No se queda atrás Ione Belarra, secretaria general de Podemos y diputada, quien ha utilizado el Nobel para cuestionar la legitimidad de instituciones internacionales enteras. Belarra, que se presenta como ecofeminista y defensora de los vulnerables, ignora que Machado ha sido clave en la movilización de mujeres venezolanas contra la represión y el hambre inducido por el régimen. Su mención a Francesc Albiol, un activista independentista catalán, parece más un guiño ideológico que un argumento sólido.
El grado de desprestigio que están viviendo en estos años las instituciones internacionales que aspiraban a representar a la humanidad es altísimo. El premio Nobel de la Paz ahora lo reciben golpistas y criminales de guerra. Quien lo merece: @FranceskAlbs
Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos y profesor de Ciencias Políticas, eleva el tono al ridículo con un vídeo adjunto a su tuit. Ha calificado previamente a Machado de “dirigente de extrema derecha responsable de alentar una invasión” de Venezuela, equiparándola con figuras fascistas. En otro tuit de agosto, la acusa de ser cómplice de la “agresión” estadounidense por criticar al chavismo, mientras justifica las sanciones como “necesarias” solo cuando benefician a aliados ideológicos
Premio Nobel de la paz a una golpista. ¿Por qué no sois honestos y le cambiáis el nombre?
Defensores de la “democracia” que abrazan el fraude
Lo más indignante es la contradicción flagrante: estos políticos se erigen en paladines de la democracia en España, denunciando “fascismos” en Vox o el PP, pero cierran los ojos ante el régimen de Maduro, responsable de miles de detenciones arbitrarias, torturas y éxodos masivos. Las elecciones del 28 de julio de 2024, fraudulentas según observadores internacionales y las actas filtradas por la oposición (que muestran una victoria opositora del 67%), fueron validadas por estos mismos actores. Más de un año después —hoy, octubre de 2025—, el CNE chavista no ha publicado ni una sola acta oficial, pese a promesas de transparencia. En cambio, Iglesias y compañía insisten en que Maduro “ganó legítimamente”, ignorando las denuncias de la OEA y la UE.
Esta defensa inquebrantable del chavismo no es filantropía: responde a una visión ideológica que prioriza el “antiimperialismo” por encima de los derechos humanos. Machado, que ha condenado la represión sin recurrir a la violencia, es vista como una amenaza porque representa el fracaso de esa narrativa. Como señala un analista en X, estos ataques revelan “resentimiento, misoginia y talante autoritario” de un progresismo estancado.